La Virtud Lempira Honduras

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La Virtud Lempira Honduras Bucólico Pintoresco y Hospitalario

sábado, 17 de diciembre de 2011

Los Motivos del Lobo

Nací en Lempira, Honduras, Soy lo que quiero ser, Educador de Profesión, Periodista, Trovador... Polifacético, Vivo un día a la vez y digo lo que quiero decir! http://josemarti20.blogspot.com/

Poemas » ruben dario » los motivos del lobo




Los motivos del lobo
El varón que tiene corazón de lis,
alma de querube, lengua celestial,
el mínimo y dulce Francisco de Asís,
está con un rudo y torvo animal,
bestia temerosa, de sangre y de robo,
las fauces de furia, los ojos de mal:
¡el lobo de Gubbia, el terrible lobo!
Rabioso, ha asolado los alrededores;
cruel, ha deshecho todos los rebaños;
devoró corderos, devoró pastores,
y son incontables sus muertos y daños.
              Fuertes cazadores armados de      hierros
fueron destrozados. Los duros colmillos
dieron cuenta de los más bravos perros,
como de cabritos y de corderillos.
            
Francisco salió:
al lobo buscó
en su madriguera.
Cerca de la cueva encontró a la fiera
enorme, que al verle se lanzó feroz
contra él. Francisco, con su dulce voz,
alzando la mano,
al lobo furioso dijo: «¡Paz, hermano
lobo!» El animal
contempló al varón de tosco sayal;
dejó su aire arisco,
cerró las abiertas fauces agresivas,
y dijo: «!Está bien, hermano Francisco!»
«¡Cómo!» exclamó el santo. «¿Es ley que tú vivas
de horror y de muerte?
¿La sangre que vierte
tu hocico diabólico, el duelo y espanto
que esparces, el llanto
de los campesinos, el grito, el dolor
de tanta criatura de Nuestro Señor,
no han de contener tu encono infernal?
¿Vienes del infierno?
¿Te ha infundido acaso su rencor eterno
Luzbel o Belial?»
            
Y el gran lobo, humilde: «¡Es duro el invierno,
y es horrible el hambre! En el bosque helado
no hallé qué comer; y busqué el ganado,
y en veces... comí ganado y pastor.
¿La sangre? Yo vi más de un cazador
sobre su caballo, llevando el azor
al puño; o correr tras el jabalí,
el oso o el ciervo; y a más de uno vi
mancharse de sangre, herir, torturar,
de las roncas trompas al sordo clamor,
a los animales de Nuestro Señor.
¡Y no era por hambre, que iban a cazar!»
              Francisco responde: "En el      hombre existe
mala levadura.
Cuando nace, viene con pecado. Es triste.
Mas el alma simple de la bestia es pura.
Tú vas a tener
desde hoy qué comer.
Dejarás en paz
rebaños y gente en este país.
¡Que Dios melifique tu ser montaraz!"
            
«Esta bien, hermano Francisco de Asís.»
«Ante el Señor, que toda ata y desata,
en fe de promesa tiéndeme la pata.»
El lobo tendió la pata al hermano
de Asís, que a su vez le alargó la mano.
            
Fueron a la aldea. La gente veía
y lo que miraba casi no creía.
Tras el religioso iba el lobo fiero,
y, bajo la testa, quieto le seguía
como un can de casa, o como un cordero.
            
Francisco llamó la gente a la plaza
y allí predicó.
Y dijo: «He aquí una amable caza.
El hermano lobo se viene conmigo;
me juró no ser ya vuestro enemigo,
y no repetir su ataque sangriento.
Vosotros, en cambio, daréis su alimento
a la pobre bestia de Dios.» «¡Así sea!»,
Contestó la gente toda de la aldea.
Y luego, en señal
de contentamiento,
movió la testa y cola el buen animal,
y entró con Francisco de Asís al convento.
            
Algún tiempo estuvo el lobo tranquilo
en el santo asilo.
Sus bastas orejas los salmos oían
y los claros ojos se le humedecían.
Aprendió mil gracias y hacía mil juegos
cuando a la cocina iba con los legos.
Y cuando Francisco su oración hacía,
el lobo las pobres sandalias lamía.
Salía a la calle,
iba por el monte, descendía al valle,
entraba a las casas y le daban algo
de comer. Mirábanle como a un manso galgo.
            
Un día, Francisco se ausentó. Y el lobo
dulce, el lobo manso y bueno, el lobo probo,
desapareció, tornó a la montaña,
y recomenzaron su aullido y su saña.
            
Otra vez sintiose el temor, la alarma,
entre los vecinos y entre los pastores;
colmaba el espanto en los alrededores,
de nada servían el valor y el arma,
pues la bestia fiera
no dio treguas a su furor jamás,
como si estuviera
fuegos de Moloch y de Satanás.
            
Cuando volvió al pueblo el divino santo,
todos los buscaron con quejas y llanto,
y con mil querellas dieron testimonio
de lo que sufrían y perdían tanto
por aquel infame lobo del demonio.
            
Francisco de Asís se puso severo.
Se fue a la montaña
a buscar al falso lobo carnicero.
Y junto a su cueva halló a la alimaña.
            
«En nombre del Padre del sacro universo,
conjúrote» dijo, «¡oh lobo perverso!,
a que me respondas: ¿Por qué has vuelto al mal?
Contesta. Te escucho.»
            
Como en sorda lucha, habló el animal,
la boca espumosa y el ojo fatal:
            
«Hermano Francisco, no te acerques mucho...
Yo estaba tranquilo allá en el convento;
al pueblo salía,             
y si algo me daban estaba contento
y manso comía.
Mas empecé a ver que en todas las casas
estaban la Envidia, la Saña, la Ira,
y en todos los rostros ardían las brasas
de odio, de lujuria, de infamia y mentira.
Hermanos a hermanos hacían la guerra,
perdían los débiles, ganaban los malos,
hembra y macho eran como perro y perra,
y un buen día todos me dieron de palos.
Me vieron humilde, lamía las manos
y los pies. Seguía tus sagradas leyes,
todas las criaturas eran mis hermanos:
los hermanos hombres, los hermanos bueyes,
hermanas estrellas y hermanos gusanos.
Y así, me apalearon y me echaron fuera.
Y su risa fue como un agua hirviente,
y entre mis entrañas revivió la fiera,
y me sentí lobo malo de repente;
mas siempre mejor que esa mala gente.
Y recomencé a luchar aquí,
a me defender y a me alimentar.
Como el oso hace, como el jabalí,
que para vivir tienen que matar.
Déjame en el monte, déjame en el risco,
déjame existir en mi libertad,
vete a tu convento, hermano Francisco,
sigue tu camino y tu santidad.»
            
El santo de Asís no le dijo nada.
Le miró con una profunda mirada,
y partió con lágrimas y con desconsuelos,
y habló al Dios eterno con su corazón.
El viento del bosque llevó su oración,
que era: «Padre nuestro, que estás en los cielos...

viernes, 16 de diciembre de 2011

Bombas

Bombas folklóricas de Honduras
ÉlElla
Desde lejos he venido
rodando como una tusa
solo por venirte a ver
niña ojitos de guatuza.
Si desde lejos llegaste
a yo no me digas eso
mejor andá restregate
esas costras del pescuezo.
Las mujeres de este tiempo
son como el café molido,
apenas tienen quince años
ya quieren tener marido.
Los muchachos de este tiempo
son como el café tostado
se  la tiran de jailosos
y andan todos acabados.
La mujer que ama a dos hombres
no es tonta sino entendida
si una vela se le apaga
la otra ya está encendida.
Un hombre con dos mujeres
de papo se pasa a veces
no cumple con sus deberes
y al final paga con creces.
Ayer me dijiste que hoy
hoy me decís que mañana,
cuando me digas que sí
ya no voy a tener ganas.
Yo no te he dicho que sí,
indio curtido y mugroso;
como bien lo ves a ti,
no te quiero por piojoso.
Las muchachas de este tiempo
son como los blancos quesos;
pintaditas de la cara
y chorreadas del pescuezo.
Los muchachos de este tiempo
solo andan de aparentones
con un arito en la oreja
más parecen maricones.
Las muchachas de Progreso
no les gusta dar ni un beso,
en cambio las de San Pedro
hasta estiran el pescuezo.
Las muchachas de la Ceiba
son bonitas y graciosas
en cambio las de este pueblo
son picudas y babosas.
Una pitaya madura
es tu boquita jugosa,
escucha linda criatura
te ando buscando pa esposa.
Un huevo güero podrido
es tu apestosa trompota,
escúchame indio jodido
yo no te quiero ni jota.
Las piñas en el piñal
de maduras se pasan,
así te pasará a vos
si tu mama no te casa.
Si mi mama no me ha casao
es por que no me ha convenido,
si no me caso con vos
no es de tu cuenta, metido.
Ya días vengo soñando
que tu boca será mía,
Filomena agora es cuando
se cumple mi profesía.
Ni lo sueñe, Don Prudencio
que esta boca será suya,
pues la reservo en silencio
para alguien que haga bulla.
Las ramas del tamarindo
se juntan con las del coco,
si tu amor va precisado
el mío va poco a poco.
Las ramas del sunzapote
se enredan con las del mango,
si tu amor va despacito
el mío desburrungando.
En lágrimas de mujer
y en el canto de sirena,
nunca debes de creer,
porque no vale la pena.
En lágrimas de hombre viudo
nunca debes de creer,
así como este tapudo
que solo viene a joder.
Desde que te conocí
te tengo muy bien presente,
por ese colocho de oro
que te cuelga de la frente.
Desde que te conocí
siempre te he visto risueño
pero es que tal vez no sabés
que el colocho tiene dueño.
Aquí te traigo esta flor
que de mi jardín corté,
como es linda y olorosa
se la entrego para asté.
Yo le recibo esta flor
de manos de quien la trae,
no es tan linda la rosa
como el lirio que la trae.
Quí te traigo niñita
una ramita de albahaca,
no te la traje más grande
porque se la comió la vaca.
Esta ramita de albahaca
que usté me trae buen mozo;
no se la comió la vaca
fue este burro e Sinforoso.
Qué rico es echarse un trago
de vino de marañón,
pero más rico es un beso
de este lindo corazón.
Sosegáte, Cayetano
no me vengás a ofender,
mejor buscáte un marrano
que te sirva de mujer.
Las guayabas de este palo
siempre me salen podridas,
por eso no te regalo
porque sos bien resabida.
Si yo no te estoy pidiendo
indio viejo mal hablado,
para esa gracia Don Chendo
me va a dar jolote asado.
Hoy que tengo mucha lana
me siento como un don Juan,
voy a llevar a Cipriana
ante el cura y sacristán
¿Cómo decís vos, samarro?
que presumís con tus roles,
no tenés para cigarros
contimás para frijoles.
Viene la luna hermosa
con su lucero en campaña,
que triste se mira un hombre
cuando una mujer lo engaña.
A los ángeles del cielo
voy a mandarles a pedir,
una pluma de sus alas
para poderte escribir.
De un tronco nació una rosa
y del agua un caracol,
de los ojos de esta joven
nacen los rayos del sol.
Del cielo cayó una rosa
y del pueblo una pared,
qué dicha fuera la mía
si yo cayera en su red.
La mujer con quien me case
llenará esta condición,
será la flor que se deshace
perfumando el corazón.
El hombre que me aprisione
llenará esta condición,
permitirme que lo ahogue
el caudal de mi pasión.
Chorchita piquito de oro
con alas de metal dorado,
dime como está tu amor
si vendido o empeñado.
No soy chorchita piquito de oro
ni tengo alas de metal dorado,
mi amor no está vendido
ni tampoco está empeñado.
Ya me voy para la guerra
con las armas de pelear,
yo te ruego vida mía
no me vayas a olvidar.
A los ángeles del cielo
les voy a mandar pedir,
una pluma de sus alas
para poderte escribir.
Si regreso sano y salvo
Dios me deje regresar;
prepárate niña mía
que nos vamos a casar.
Si me matan en la guerra
y termina mi ilusión,
yo te pido aquí una lágrima
un suspiro, una oración.
De la peña nace el agua
y del agua el caracol,
de los ojos de mi negra
nacen los rayos del sol.
En cuanto te vi venir
le dije a mi corazón,
que bonita piedrecita
para dar un tropezón.
Aquí le traigo esta flor
que agorita la corté;
tiene fragancia y olor
y es fresquita como ve.
La recibo caballero
de manos de su mercé;
no es tan graciosa la flor
como es de gracioso usté.
Gorrioncito, gorrioncito
no piques tanto la flor;
que aquí te estoy esperando
con un platillo de amor.
Chiquito me hizo el cielo
chiquito como un anillo
¡Que dicha más grande ha sido
encontrarte camino al río!
Soy muy hombre de trabajo
y busco una buena mujer
no con cualquier sarandajo
me voy a comprometer.
No suspires, no suspires
dejáte de suspirar
porque dices suspirando
lo que debieras callar.
Como tengo una fortuna
que la hice honradamente;
busco una mujer de cuna
muy honrada y bien decente.
Ya calláte Cayetano
y no hables que tenés pisto
si venís a pedir mi mano
mejor prefiero a Evaristo.
Ando buscando una hembra
pa que me aliñe la polla;
que me ayude con la siembra
y esa hembra tú eres, Goya.
Ja, ja, ja, gustoncito, quien lo mira
nada menos, Mardoquello;
por ese cuento que tira
yo no lo quiero por fello.
En la punta de un izote
suspiraba una icotea
y en el suspiro decía:
no te aflijas, Dorotea.
En la punta de un guayabo
suspiraba un perico
y en el suspiro decía
ya no subas, Federico.

Refranes Hondureños


Refranes Hondureños

A la fuerza, ni la comida es buena.

El tonto ni de Dios goza.

Come santos, caga diablos.

De las aguas mansas, líbrame Dios mío.

A dos puyas no hay toro valiente.

Candil de la calle, oscuridad de la casa.

Gallina que come huevos, aunque le quemen el pico.

Más vale vieja conocida, que nueva con sida.

El que nace para martillo, del cielo le caen los clavos.

La mujer es como la guitarra, si no la tocan no suena.

El que fía lo que tiene, a velar se queda.

El vivo a señas y el tonto a palos.

Fiado se murió, mala paga lo mató.

No hay que pensar que porque los sapos brincan son de hule.

Muchos matan al tigre, y después le tienen miedo al cuero.

El que tiene más galío traga más pinol.

Hijo de mi hija mi nieto será, hijo de mi hijo en duda estará.

Estos son polvos de aquellos lodos.

El guaro, las mujeres y el tabaco ponen al hombre flaco.

Solo borracho o dormido se me olvida lo jodido.

El buey solo bien se lame.

Del lobo un pelo.

El hombre casado, ni frito ni asado.

Después de un gustazo, un trancazo.

Sacristán que vende cera y no tiene colmenar, o la saca del oído o la saca del altar.

Con el mismo cuero las correas.

El que no lo conozca, que lo compre.

Jueguen con el santo, pero no con la limosna.

El que nace para maceta no pasa del corredor.

El que presta un libro es tonto, y más tonto el que lo devuelve.

Por creer en los espantos, se quedó para vestir santos.

Macho que respinga, chimadura tiene.

Si quieres tener la tusa, persigue bien la merusa.

Manchando el nombre de Cristo, algunos hacen buen pisto.

El gallo viejo con el ala mata.


Otros refranes

Amor de lejos, amor de pendejos.

El que nace para olote, aunque le haga buen invierno.

El que nace para burro, no puede ser caballo.

La yegua no tiene cola, pero quiere gurupera.

A dónde va el buey que no ha de arar.

Y como dijo Cristo, cada quien con su pisto.

Porque resentimiento y calzón ancho ya no se usan en Olancho.

Qué sabe la chancha de freno, el burro de chocolate y la gallina de mascar.

Sin pisto no hay matrimonio.

El fuego asa pero no voltella.

Cómo no, Chon. Querés petate y querés colchón.

Adivinanzas

Cien Adivinanzas
Posted: 15 Dec 2011 07:08 AM PST
Las respuestas a las adivinanzas están más abajo.
  1. Dos hermanas diligentes que caminan a compás, con el pico por delante y los ojos por detrás.
  2. En la mano de la dama casi siempre estoy metido, unas veces estirado otras veces encogido.
  3. Hablo y no tengo boca, corro y no tengo pies, soy blanca y negra y se aprecia en mí lo que negro es.
  4. Una vieja tonta y loca con las tripas en la boca.
  5. Una vieja con un diente que llama a toda la gente.
  6. Por una calle va caminando un animal que no es gente; adivínalo, imprudente, que el nombre se queda atrás.
  7. Capita sobre capita, color de paño francés; apuesto que no me adivinas ésta ni en todo un mes.
  8. Agua pasa por mi casa. Cate de mi corazón, que si no me adivinas ésta eres un buen orejón.
  9. Oro no es, plata no es, abre las cortinas y verás qué es.
  10. Cuál es la cosa que nace sin tener pies ni cabeza, crece sin comparación, y no se le ve cuando nace figura ni perfección.
  11. Santa soy, pero no bautizada, traigo conmigo el día, tengo el corazón colorado y la sangre fría.
  12. Blanco adentro, verde afuera, si quieres que te lo diga, espera.
  13. A pesar de tener patas yo no me puedo mover; llevo encima la comida y no la puedo comer.
  14. Chiquita como un ratón y guarda la casa como un león.
  15. Soy un palito muy derecho, sobre la frente llevo un mosquito.
  16. Agua, pero no de arroyo, diente, pero no de gente.
  17. Vengo de padres cantores, aunque yo no soy cantor, llevo los hábitos blancos y amarillo el corazón.
  18. Cartas van, cartas vienen, pasan por el mar y no se detienen.
  19. Una viejita arrugada con dos palitos detrás, pasa, bobo ¿qué será?
  20. Mi primera es una pica, mi segunda es una flor, mi todo es una avecilla de lindísimo color.
  21. Soy un señor encumbrado, ando mejor que el reloj, me levanto muy temprano y me acuesto a la oración.
  22. Maravilla, maravilla ¿Qué será? canta, pero no la misa, tiene corona, pero no es rey, lleva espuelas pero no es jinete.
  23. Guardada en estrecha cárcel por soldados de marfil, está una roja culebra que es la madre del mentir.
  24. Tengo la cabeza dura, me sostengo sobre un pie, y soy de tal fortaleza que a Dios mismo sujeté.
  25. Verde como un campo, campo no es, habla como el hombre, hombre no es.
  26. Entra al agua y no se moja, entra al fuego y no se quema.
  27. Siempre quietas, siempre inquietas, durmiendo de día, de noche despiertas.
  28. ¿Quién es aquel que si no la mata no está contento?
  29. Uno larguito, dos más bajitos, uno chico y flaco y otro gordazo.
  30. Doce señoritas en un corredor, todas tienen medias y zapatos no.
  31. Agua salada que hasta la reina tiene en los ojos si tiene pena.
  32. El burro la lleva a cuestas, metida está en el baúl, yo no la tuve jamás y siempre la tienes tú.
  33. En lo alto vive, en lo alto mora, en lo alto teje la tejedora.
  34. Como un árbol yo tengo mil hojas, tengo lomo y caballo no soy, yo no tengo ni lengua ni boca, mil consejos muy útiles doy.
  35. Soy un animal pequeño, piense usted mi nombre un rato, porque agregando una n tiene mi nombre en el acto.
  36. En el cielo no la hubo, en el mundo no se halló, Dios, con ser Dios, no la tuvo, y a un pastor Dios se la dio.
  37. ¿Cuál es de los animales aquel que tiene en su nombre todas las cinco vocales?
  38. Blanco como el papel, colorado como el clavel, pica y pimiento no es.
  39. Te digo y te repito que si no adivinas no vales un pito.
  40. Soy una señora muy aseñorada, con muchas enaguas sin una puntada, y aunque muchas tengo a cual más mejor, siempre llevo encima la más sucia y peor.
  41. Soy un caballero que por adornado, todos me motejan cuando voy pasando. ¿Cuál es la palabra que a mi cara arrojan y que de la escala forman cuatro notas?
  42. Fui a la iglesia, subí una grada, voltié para atrás y no vi nada.
  43. Chiquito como un ratón, cuida la casa como un león.
  44. Habla y no tiene boca, oye y no tiene oído; es una cosa y hace ruido y, a veces, se equivoca... ¿Qué es?
  45. Para salir y entrar, por más que estés enojado, por ahí vas a pasar.
  46. Sabe taladrar con el pico la madera y hace nido para él y su compañera.
  47. Mi nombre dice lo mismo de atrás para adelante que de adelante para atrás.
  48. ¿Cuál es el apellido de la muerte?
  49. Con voz sonora invito a rezar al acostarse y al despertar.
  50. ¿Qué es lo que a uno le pertenece, pero que los demás son los que lo usan?
  51. ¿Cuál es el apellido de Adán?
  52. Adivina adivinador, ¿cuál es el bicho que pica la panza?
  53. Estoy en Dios y en el mundo, me tiene el oro dos veces, en la plata yo no existo y no me tiene la muerte.
  54. De la mar salió mi nombre y tan desgraciada fui, que huyendo de mi desgracia contra una garita di.
  55. Una ala avanza mas no es de ave; es ignorante quien no lo sabe.
  56. En medio del cielo estoy sin ser lucero ni estrella, sin ser sol ni luna bella.
  57. Si tengo cabecita, no tengo ojitos, y si tengo ojitos no tengo cabecita.
  58. Doy vida y puedo matar, no hay quien me gane a correr; siempre te estoy molestando y nunca me puedes ver.
  59. Nací blanca, verde fui, vestida de oro; ¡pobre de mí...!
  60. Mientras estoy preso, existo; si me ponen en libertad muero.
  61. Blanco fue mi nacimiento y verde fue mi vivir, y negra me voy poniendo cuando me voy a morir.
  62. Tamaño como una cazuela tiene alas y no vuela.
  63. Me usan para medir y no soy metro, tengo pico y no soy ave, tengo rosca y no soy tornillo.
  64. Nunca en el día nos verás, ni en el suelo, ni en el mar, sino en el cielo sin que nos puedas contar.
  65. Pasea de noche, duerme de día, le gusta la leche y la carne fría.
  66. Una señorita va por el mercado con su cola verde y su traje morado.
  67. Somos dos lindos gemelos del mismo modo vestidos, morimos todas las noches y por el día vivimos.
  68. Cuando llego, las ranas salen del charco a cantar, las plantas se alegran cuando me sienten llegar.
  69. Me estiro, me encojo, de goma no soy, me marcho de noche, acierta, ¿quién soy?
  70. Pérez anda, Gil camina, tonto el que no adivina.
  71. Me corto sin tijeras, me subo sin escaleras y hago correr a las cocineras.
  72. No es pájaro y vuela, no canta, ni pone huevo y tiene su nido en tierra.
  73. Tengo cuatro patas y no soy un animal, me sirven comidas sabrosas y no las puedo saborear.
  74. Subo llena y bajo vacía, si no me apuro la sopa se enfría.
  75. Soy un negrito gritón que nunca salgo de casa; y para hacerme callar me dicen ¡aló! y con eso basta.
  76. Techito de vivo color, con la lluvia o con el sol me abro y me cierro sin fuerza mayor.
  77. ¿Quién es la dama tan perfumada, que dice que manda harina y no manda nada?
  78. Dicen que soy el oro pero es verde mi color, cuando hablo todos aplauden, me tratan como un señor.
  79. Cara amarilla y pelo verde, muchos ojitos y nunca duerme.
  80. Bailo siempre muy derecho y cuando me empiezo a cansar tiemblo y caigo quieto al suelo y un niño me puede levantar.
  81. Aunque digan que está mal, está bien, aunque digan que está bien, está mal.
  82. Canoa que nunca va al mar, y que tampoco va al río, nunca va para adelante, permanece en el bohío.
  83. ¿Qué hacen seis palomas en una rama?
  84. Bajo el sol no hay nada nuevo, por eso usted ha de saber cuál es la santa del huevo, y rápido responder.
  85. Un convento muy cerrado, sin campanas y sin torres, y muchas monjitas dentro haciendo dulce de flores.
  86. Dos niñas a la par que no se pueden mirar.
  87. Vengo de padres cantores pero yo cantor no soy; tengo blanca la capita y amarillo el corazón.
  88. Si es que puedes, adivina: ¿qué flor se cayó en la tina?
  89. Es viejo como ninguno y joven siempre lo es; corre para todo el mundo aunque nunca tiene pies.
  90. La última soy en el cielo y en Dios el tercer lugar, siempre estoy en barco y nunca estoy en el mar.
  91. Entre más caliente estoy más fresco yo soy.
  92. Tengo el san de santa, también tengo el día; soy roja y soy blanca y mi sangre es fría.
  93. Siempre me dicen algo, aunque muy humilde soy; no soy señor, y sin embargo, siempre me dicen "don".
  94. Cabeza llena de pájaros, llenos de barro los pies, el cuerpo tiene de leña, adivina lo que es.
  95. Tengo ojos y no veo, a mí la tierra me cría, aunque a veces escaseo por culpa de la sequía.
  96. Adivinen, adivinen: si no la matan no está contento.
  97. Verde como loro, bravo como toro.
  98. Tengo cabeza redonda sin nariz, ojos ni frente, y mi cuerpo se compone tan solo de blancos dientes.
  99. Garra, pero no de tigre, pata, pero no de vaca.
  100. Todos pasan por mí, yo no paso por nadie; todos preguntan por mí, yo no pregunto por nadie.

Respuestas

  1. Las tijeras.
  2. El pañuelo.
  3. La carta
  4. La guitarra.
  5. La campana.
  6. La vaca.
  7. La cebolla.
  8. El aguacate.
  9. El plátano.
  10. El amor.
  11. La sandía.
  12. La pera.
  13. La mesa.
  14. La llave.
  15. La letra i.
  16. El aguardiente.
  17. El huevo.
  18. Las nubes.
  19. La pasa.
  20. El picaflor.
  21. El sol.
  22. El gallo.
  23. La lengua.
  24. El clavo.
  25. El loro.
  26. La sombra.
  27. Las estrellas.
  28. El hambre.
  29. Los dedos.
  30. Las horas.
  31. Las lágrimas.
  32. La letra U.
  33. La araña.
  34. El libro.
  35. El ratón.
  36. La letra A.
  37. El murciélago.
  38. El rábano.
  39. El té.
  40. La cebolla.
  41. Relamido.
  42. La granada.
  43. El candado.
  44. El teléfono.
  45. La puerta.
  46. El pájaro carpintero.
  47. Anona.
  48. Segura.
  49. La campana de la iglesia.
  50. El nombre.
  51. Pérez (porque el Señor le dijo perecerás).
  52. El hambre.
  53. La letra O.
  54. La margarita.
  55. La alabanza.
  56. La letra E.
  57. La aguja y el alfiler.
  58. El aire.
  59. La naranja.
  60. El secreto.
  61. La mora.
  62. El sombrero.
  63. La botella.
  64. Las estrellas.
  65. El gato.
  66. La berenjena.
  67. Los ojos.
  68. La lluvia.
  69. La sombra.
  70. El perejil.
  71. La leche.
  72. El avión.
  73. La mesa.
  74. La cuchara.
  75. El teléfono.
  76. El paraguas.
  77. La mandarina.
  78. El loro.
  79. La piña.
  80. El trompo.
  81. El tamal.
  82. La hamaca.
  83. Media docena.
  84. Santa Clara.
  85. La colmena.
  86. Las niñas de los ojos.
  87. El huevo de gallina.
  88. Florentina.
  89. El tiempo.
  90. La letra O.
  91. El pan.
  92. La sandía.
  93. El algodón.
  94. El árbol.
  95. La papa.
  96. El hambre.
  97. El ají o chile.
  98. El ajo.
  99. La garrapata.
  100. El camino.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Navidad de los Pobres

Posted: 07 Dec 2011 04:07 PM PST
Canción de Noche Buena

Por: Raúl Gilberto Tróchez

La calleja es un cauce de amargura;
los faroles robaron la tristeza
a las gentes mordidas de pobreza
con ventaja tiránica y segura.

Nada para ellas el destino augura
en esta Navidad; ni la grandeza
de la comba estelar con su belleza,
porque la noche se les torna oscura.

Derroche de alegría a la distancia;
y músicas, y vinos, y fragancia...;
todo parece un lúcido sainete.

Y en las ranchas del barrio un niño pobre,
enjugando una lágrima salobre,
en triste soledad, sueña un juguete...

viernes, 9 de diciembre de 2011

Canción: Me Acuerdo

Nací en Lempira, Honduras, Soy lo que quiero ser, Educador de Profesión, Periodista, Trovador... Polifacético, Vivo un día a la vez y digo lo que quiero decir! http://josemarti20.blogspot.com/


                                       ME ACUERDO

He aquí mi presencia
pues he prometido que venia a verte aunque estuviera afligido
cogiste el camino de la separación
y tu no sabes como eso afecta mi corazón
dios mío ayúdame, y nunca permitas
que mi alma se destroce con esta visita
mi mujer no me escucha, estando ahí acostada
no me mira no me abraza no me dice nada
culpa tengo yo por no cumplir con mis promesas
haciéndote pasar muchos días de tristeza
por que no me di cuenta que yo actuaba muy mal
ahora el remordimiento me quiere matar
Hombre al fin donde quiera que me paro
las lenguas me persiguen cuando formo mi relajo
y así sucesivamente pude perder
la gente habla sin parar sin tan siquiera saber
pero ya es tarde ya escogiste tu decisión, me abandonaste
y así cumpliste con tu misión
pero yo lucho para que aunque sea pueda sentir
y se muy bien que es imposible pero voy a seguir
mi sentimientos hoy, se inclinan a tu vida
mañana buscare un camino a la salida, pues
esto me encierra en un circulo vicioso
que me aparta de lo que pudo ser tan hermoso
Coro (2x):
Me acuerdo cuando te entregaste a mí
me acuerdo como me aferraba yo a ti
me acuerdo los dos soñando en una noche de pasión
no me escuchas, no me miras, se remuerde mi corazón
Té noto bien pálida no eres la misma
te falta la sonrisa que dibuja tu carisma
te siento muy fría tus labios resecos
inútil te ves, y sin faltarte al respecto pero
eso no importa te amo como eres
y nunca sentiré lo mismo con otras mujeres
Dios me creo para quererte a ti
yo maldigo el momento en que te perdí
y esta perdida es indudablemente eterna
quisiera inventarme una luz moderna
que alumbrara el camino de la felicidad
porque sinceramente no acepto la realidad
un ser humano no es capaz de aguantar este peso
yo sufro me remuerdo y lloro en exceso
si crees que exagero pues lo hago por ti
porque demuestro lo que tu significas para mí
Coro (2x):
Me acuerdo cuando te entregaste a mí
me acuerdo como me aferraba yo a ti
me acuerdo los dos soñando en una noche de pasión
no me escuchas, no me miras, se remuerde mi corazón
Me acuerdo de la brisa que nos acariciaba
pues el viento a nuestra relación apreciaba
tu pecho junto al mío el calor provocaba
y así por el estilo nuestras almas se entregaban
me acuerdo de la noche en qué tú me conociste
todas las caricias agradables qué me hiciste
me acuerdo de todas las palabras que dijiste
diciéndome en secreto que el amor si existe
Pero con el tiempo el libreto cambio
pues la malicia como siempre pasa se involucro
y yo un ser humano como los demás seres
adopte el punto débil del hombre, mujeres
ya en ese tiempo no pensaba muy bien
de la pasión por exceso parecía un rehén
te ahogabas en tus lagrimas y en tus sufrimientos
yo no sé lo que pasaba con mis sentimientos
luego escuche a todo el mundo decir
que por mi la vida te ibas a destruir
yo no creí en tus palabras te ignore como a un perro
y mírate ahora mañana es tu entierro
metida en esa caja sin poderte mover
todos te lloran y me culpan sin poder comprender
que fue un error no tina los ojos bien abiertos
mi amor perdóname aunque hayas muerto
Coro (2x):
Me acuerdo cuando te entregaste a mí
me acuerdo como me aferraba yo a ti
me acuerdo los dos soñando en una noche de pasión
no me escuchas, no me miras, se remuerde mi corazón





Vico-C


Canción: Cuando Agosto era 21

CUANDO AGOSTO ERA 21

Se ocultaba en los pilares de los viejos pasadizos  
para esconder el hijo que pronto le iba a llegar  
fue dificil esconder en un pobre delantal  
los tres meses..... de más... 
 
Y salia del colegio con un siete en la libreta  
y en el vientre una cometa que pronto querra volar  
y se iba a caminar, y se iba a preguntar  
por las calles sin final... 
 
Y se fue a donde un cura quien le dijo era pecado  
y muy pronto un abogado le hablo de lo legal  
y fue el profesor de ciencias  
quien hablo de la inconciecia  
de la juventud actual... de la juventud actual 
 
Los que juzgan no ha sentido el amor... 
el dolor... 
y en el vientre unos latidos... 
y se enredan en prejucios!  
y el amor... se quedo en unos cuantos latidos... 
 
Y sobraron los consejos que le hablaban de pastillas  
de una vieja mujercilla que el trabajo lo hace bien  
no falto la buena amiga, esa amiga entre comillas  
que le dio una direccion... 
 
Y salio desde el colegio en una fria mañana  
cuando la vieja campana aun no daba su talán, 
mientras el profe de ciencias hablaba de la inconciencia de la juventud actual. 
 
Cuando agosto era 21 la encontraron boca arriba  
con la mirada perdida y su viejo delantal  
y en el bolso del colegio dibujado un corazón 
que decia... tu y yo.... que decia tu y yo... 
 
Los que juzgan no han sentido el amor... 
el dolor... 
y en el vientre unos latidos  
y se enredan en prejuicios! 
y el amor?...
Fernando Ubiergo

Ríete!

Ríete
Te extraño: té raro, una especie de té desconocido.
Camarón: aparato enorme que saca fotos.
Decimal: pronunciar equivocadamente.
Becerro: que ve u observa una loma o colina.
Bermudas: observar a las que no hablan.
Telepatía: aparato de tv para la hermana de mi amá.
Telón: tela de 50 metros cuadrados o más.
Berro: bastor aleban.
Barbarismo: colección exagerada de muñecas barbie.
Polinesia: mujer policía que no entiende explicaciones.
Chinchilla: auchenchia de un objeto para chentarche.
Diademas: veintinueve de febrero.
Dilemas: háblale más.
Manifiesta: juerga de maníes.
Meollo: me escucho.
Atiborrarte: desaparecerte.
Cacareo: excremento del preso.
Cachivache: pequeño hoyo en el pavimento que está a punto de convertirse en vache.
Endoscopio: prepararse para todos los exámenes, excepto dos, en esos copio.
Envergadura: lugar de la anatomía humana en dónde se colocan los condones.
Nitrato: ni lo intento.
Nuevamente: cerebro sin usar.
Talento: no ta rápido.
Esguince: gatorce más uno.
Esmalte: ni lune ni miélcole.
Inestable: mesa inglesa de inés.
Ondeando: ¿ónde toy?
Sorprendida: monja en llamas.

jueves, 8 de diciembre de 2011

La Historia de Lempira


La historia del cacique Lempira

El cacique Lempira

Lempira fue un importante líder de la resistencia indígena contra la dominación española. Su zona de operaciones fue un extenso y áspero territorio en la mitad sur de lo que ahora es el departamento de Lempira en Honduras.

El cronista Antonio de Herrera describe a Lempira —cuyo nombre significa ‘Señor de la Sierra’— como “de mediana estatura, espaldudo y de gruesos miembros, bravo y valiente y de buena razón, nunca tuvo más de dos mujeres y murió de 38 a 40 años”.

En el año de 1537, después de la muerte del cacique Entepica, de quien fue lugarteniente, Lempira logró convocar a 200 pueblos para que pelearan unidos contra los españoles, incluyendo a la tribu de los Cares, tradicionales enemigos de la tribu de los Cerquines a la que pertenecía Lempira.

Lempira logró persuadir a 30,000 hombres para luchar por su libertad, y ofreció ser su capitán para conducirlos a la victoria, prometiendo afrontar los mayores peligros, porque consideraba inaceptable que tantos hombres valientes fueran sometidos por unos pocos extranjeros.

Los guerreros se posicionaron en sitios altos y fortificados, llamados “peñoles” por los españoles, a los que conducían a toda la comunidad con abundantes provisiones.

Los principales peñoles de la alianza indígena fueron el cerro Gualapa, el pico de Congolón, el cerro de Coyocutena, el Peñón de Cerquín, el cerro de El Broquel y las lomas de Gualasapa.

Pero el atrincheramiento más importante fue sin duda el Peñón de Cerquín, dirigido por el propio Lempira. El gobernador español de la provincia, Francisco Montejo, entendió que si se quería avanzar en el proceso de la conquista había que apoderarse de esta fortaleza, para lo cual designó al capitán Alonso Cáceres, quien con sus hombres sitió al peñol durante seis meses; pero los indios —que estaban con sus mujeres e hijos bien aprovisionados de víveres— resistieron valientemente el sitio, causando numerosas bajas españolas con sus fechas provistas de agudas piedras de pedernal.

Viendo la valiente resistencia indígena el capitán Alonso Cáceres decidió tomarse la fortaleza por medio de la traición. Para ello dispuso que un soldado se aproximase con su caballo a una roca donde Lempira estaba de pie, y que, mientras le hacía proposiciones de paz, otro soldado cabalgando a la grupa, le disparara con su arcabuz. La estratagema se cumplió al pie de la letra, y al morir el capitán indígena, la numerosa tropa que lo acompañaba se dispersó por los montes, y poco después se rindió a los españoles.

El cronista Herrera narra así el episodio de la traición: “el capitán Cáceres ordenó que un soldado se pusiese a caballo, tan cerca que un arcabuz le pudiese alcanzar de puntería, y que este le hablase, amonestándole, que admitiese la amistad que se le ofrecía; y que otro soldado estando a las ancas, con el arcabuz le tirase; y ordenado de esta manera, el soldado trabó su plática y dijo sus consejos y persuasiones, y el cacique le respondía que ‘la guerra no había de cansar a los soldados ni espantarlos, y que el que más pudiese vencería’; y diciendo otras palabras arrogantes, más que de indio, el soldado de las ancas le apuntó cuando vio la ocasión, y le dio en la frente, sin que le valiese un morrión, que a su usanza tenía, muy galano y empenachado”.

Por tradición se sostiene que Lempira cayó en el sitio de Piedra Parada, cerca de el Pico Congolón, aunque también hay otro sitio conocido como Piedra Parada cerca de Erandique; pero las investigaciones en el terreno conducen a pensar que el héroe indígena pereció en el propio Peñón de Cerquín.

El historiador hondureño Mario Felipe Martínez ha puesto en duda la versión de la muerte de Lempira de Antonio de Herrera, después de descubrir en el Archivo de Indias una probanza que presentó en 1558 ante las autoridades españolas de México el soldado Rodrigo Ruiz.

El documento es de suma importancia, porque confirma la existencia real de Lempira —al que algunos hondureños de escasa fibra patriótica consideran una leyenda— el nombre del cacique (al que se refiere como El Empira), la descripción de la guerra y el escenario de la misma.

El propósito del soldado Rodrigo Ruiz al escribir esta probanza era impresionar a las autoridades españolas con el fin de obtener una pensión para los últimos años de su vida. Allí Rodrigo cuenta la hazaña de haberse enfrentado solo ante Lempira, provisto de su espada y rodela, llevando su cabeza como trofeo y recibiendo en el camino muchas heridas de parte de los indios, heridas que casi le provocan la muerte.

Aunque Rodrigo apoya su dicho con el informe de varios testigos —algunos supuestamente presenciales— no se puede confiar totalmente en el testimonio de unos compañeros de guerra dispuestos a ayudar a su amigo en un hecho de unos veinte años atrás.

Por su parte el obispo Cristóbal de Pedraza —quien se destacara por su defensa de los indígenas— en una fecha tan fresca como lo es el 18 de mayo de 1539 informa desde Gracias a los Reyes de España que a Lempira fue necesario vencerlo con ‘cierta industria’, es decir, no en combate frontal, como dice Ruiz.

Fuente: Evolución Histórica de Honduras.
Longino Becerra. (2009)

La Leyenda del Bulero


El Bulero

La Leyenda de El Bulero Es un relato oral de la vox populi graciana, con matices fantástico e histórico que se desarrollo en la antañona ciudad de Gracias a Dios,1 actual ciudad de Gracias (Lempira).

[editar]Hechos

En el siglo XVIII sin precisarse día, fecha ni año. Arribo a la ciudad de Gracias a Dios, un “bulero” vendiendo papeles para colocar la carne comestible, en los días que la iglesia católica lo prohibía. Viendo que varios parroquianos jugaban una partida de cartas (naipe) en la feria, se dispuso a tomar parte en una partida, de las cuales participaba también la esposa del Alcalde; dicha primera dama del municipio hizo una trampa (jarana) para ganar el juego, el bulero dándose cuenta se enfado y dio una bofetada a la mujer tramposa; los demás jugadores se pusieron en pie para castigar al infractor del insulto a la dama. El bulero logro huir y al darse cuenta de que a cada rato sus perseguidores se hacían más y más debido a la corrida de la voz, entro al templo de la Merced que esta a aproximados 100 metros de la Plaza Mayor, para librarse de sus perseguidores escondiéndose detrás del camarín de la virgen de La Merced; los frailes del templo corrieron a detener a los indignados, les manifestaron que entregarían al bulero; pero, que no profanaran con sus rabias el santo lugar. La petición de los frailes fue en vano, las personas enfurecidas con piedras y palos en las manos, arrasaron con todo lo que encontraban a su paso; una de las piedras lanzadas dio en la frente de la imagen de la Virgen de Las Mercedes, provocándole una hendidura; la turba logro capturar al bulero, lo ataron y sacaron arrastra del templo y lo decapitaron; según se dice su cabeza fue frita en aceite hirviendo. Los frailes Mercedarios2 ante tamaño sacrilegio y acto de violencia, vistieron el templo de calzadura negra, salieron a la calle y plazas lanzando al pueblo una maldición, regando sal a su paso, declarando maldita hasta la quinta generación de los actuales vecinos e hicieron tocar agonías en los campanarios de las iglesias de Gracias. Los frailes Mercedarios decidieron abandonar la ciudad sacudiendo sus sandalias en señal de que nada de impureza, deseaban llevarse consigo. A continuación cayo una peste sobre los habitantes, falleciendo muchos, algunos sobrevivientes lograron huir de aquel holocausto. Se dice que una misión de sacerdotes pasaba cercano a Gracias, con rumbo al Obispado de Honduras en Comayagua, el Alcalde les envió una suplica para que entraran a la ciudad y rezarán por sus vidas y las penas ocasionadas por la maldición, los sacerdotes vinieron, rezaron, exhumaron muchos cadáveres, para proceder a quemarlos en sendas hogueras realizadas en el altiplano de “Las Mesas”.
Vista de la Iglesia de la Merced, en la ciudad de Gracias, Lempira.

[editar]Notas

  1.  La ciudad de Gracias (Lempira) fue fundada en 1536 por el adelantado español don Gonzalo de Alvarado y Chávez.
  2.  En 1550 los frailes de la Orden de la Merced o Mercedarios llegaron a Centro América, en Guatemala y Honduras fundando dos monasterios uno en Gracias y uno en Tencoa, los misioneros fueron: fray Nicolás del Valle y fray Francisco de Cairia.

Canción: El Soldado Ausente


El Soldado Ausente

Letra y Música: Víctor E. Donaire

En esta noche de felicidad
Hay una casa que en silencio está
Una ancianita llora sin cesar
Aquél que adora nunca volverá
No, no, no

Un día la Patria lo necesitó
Y él sin miedo dijo “ya me voy”
“La quiero madre”, musitó al partir
“No se preocupe le voy a escribir”

Un beso santo su madre le dio
“Cuídate mucho” dijo con dolor
Y a la batalla el soldado fue
Con la esperanza de un día volver

Y en el combate con ardor luchó
A sus amigos contagió valor
Y por las noches él se preguntó
“Por qué hay guerra, di por qué Señor”

La lucha sigue, ya va a terminar
Y él alegre piensa en el hogar
Donde lo espera la que vio al nacer
Que por él reza y le quiere ver

Pero la muerte cruel y sin piedad
Más vidas pide y a buscarlas va
Y aquel soldado que luchó hasta el fin
Al cielo viaja junto a otros mil

Por eso ahora en la Navidad
Hay una casa que en silencio está
No hay nacimiento, ni árbol que arreglar
Ni hay presentes para regalar

Y la ancianita llora sin cesar
Por aquel hijo que no volverá
Y quiere verlo en el más allá
No queda mucho ya por esperar

“Aguarda hijo, pronto llegaré
Y de caricias yo te cubriré
Que allá en el cielo donde no hay final
Nada ni nadie nos separará”
No, no, no

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Poema: Lo Esencial


Lo Esencial


Por:Alfonso Guillén Zelaya



Lo esencial no está en ser poeta, ni artista ni filosofo. Lo esencial es que cada uno tenga la dignidad de su trabajo, la conciencia de su trabajo.

El orgullo de hacer las cosas bien, el entusiasmo de sentirse transitoriamente satisfecho de su obra, de quererla, de admirarla, es la sana recompensa de los fuertes, de los que tienen el corazón robusto y el espíritu limpio.

Dentro de los sagrados números de la naturaleza, ninguna labor bien hecha vale menos, ninguna vale más. Todos representamos fuerzas capaces de crear. Todos somos algo necesario y valioso en la marcha del mundo, desde el momento en que entramos a librar la batalla del porvenir.

El que construye la torre y el que construye la cabaña; el que siembra ideas y el que siembra trigo; el que teje los mantos imperiales y el que cose el traje humilde del obrero, el que fabrica la sandalia de sedas imponderables y el que fabrica la ruda suela que protege en la heredad el pie del jornalero, son elementos de progreso, factores de superación, expresiones fecundas y honrosas del trabajo.

Dentro de la justicia no pueden existir aristocracias del trabajo. Dentro de la acción laboriosa todos estamos nivelados por esa fuerza reguladora de la vida que reparte los dones e impulsa actividades. Solamente la organización inicua del mundo estanca y provoca el fracaso transitorio del esfuerzo humano.

El que siembra el grano que sustenta nuestro cuerpo, vale tanto como el que siembra la semilla que nutre nuestro espíritu. Ambos son sembradores, y en la labor de ambos va in vivito algo trascendental, noble y humano: dilatar y engrandecer la vida.

Tallar una estatua, pulir una joya, aprisionar un ritmo, animar un lienzo, son cosas admirables. Tener un hijo y luego cultivarlo y amarle, enseñándole a desnudarse el corazón y a vivir a tono con la armonía del mundo, es también algo magnífico y eterno. Tiene toda la eternidad que es dable conquistar al hombre, cualquiera que sea su capacidad.

Nadie tiene derecho de avergonzarse de su labor, ninguno de repudiar su obra, si en ella ha puesto el afecto diligente y el entusiasmo creador.

Nadie envidie a nadie, que ninguno podrá regalarle el don ajeno. Lo único necesario es batallar porque las condiciones del mundo sean propicias a todos nuestros semejantes y a nosotros mismos para hacer que florezca y fructifique cuanto hay en ellos y en nosotros.

La envidia es una carcoma de las maderas podridas, nunca de los árboles lozanos. Ensanche y eleve cada uno lo suyo, defendiéndose y luche contra la injusticia predominante, en la batalla están la satisfacción y la victoria.

Lo triste, lo malo, lo criminal es el enjuto del alma, el parásito, el incapaz de admirar y querer, el inmodesto, el necio, el tonto, el que nunca ha hecho nada y niega todo, el que obstinado y torpe cierra a la vida sus caminos; pero el que trabaja, el que gana su pan y nutre con su esfuerzo su alegría y la de los suyos, el noble, el bueno, para esa clase de hombre tarde o temprano dirá su palabra de justicia el porvenir, ya tale montes o cincele estatuas.

No tenemos derecho a sentirnos abatidos por lo que somos. Abatirse es perecer, dejar que la maldad nos arrastre impune al desprecio, a la miseria y a la muerte. Necesitamos vivir en pie de lucha, sin desfallecimientos ni cobardías. Ese es nuestro deber y esa es la mayor gloria del hombre.

No maldigamos, no desdeñemos a nadie. No es esa la misión de nuestra especie; pero no tengamos tampoco la flaqueza de considerarnos impotentes.

Nuestra humildad no debe ser conformidad, ni renunciamiento, ni claudicación, sino grandeza de nuestra pequeñez que tiene la valentía de sentirse útil y grande frente a la magnitud del Universo. Esa es la cumbre espiritual del hombre.

El Brindis del Bohemio

El Brindis de un Bohemio
Por: Guillermo Aguirre y Fierro.


En torno de una mesa de cantina,
una noche de invierno,
regocijadamente departían
seis alegres bohemios.

Los ecos de sus risas escapaban
y de aquel barrio quieto
iban a interrumpir el imponente
y profundo silencio.

El humo de olorosos cigarrillos
en espirales se elevaba al cielo,
simbolizando al resolverse en nada,
la vida de los sueños.

Pero en todos los labios había risas,
inspiración en todos los cerebros,
y, repartidas en la mesa, copas
pletóricas de ron, whisky o ajenjo.

Era curioso ver aquel conjunto,
aquel grupo bohemio,
del que brotaba la palabra chusca,
la que vierte veneno,
lo mismo que, melosa y delicada,
la música de un verso.

A cada nueva libación, las penas
hallábanse más lejos del grupo,
y nueva inspiración llegaba
a todos los cerebros,
con el idilio roto que venía
en alas del recuerdo.

Olvidaba decir que aquella noche,
aquel grupo bohemio
celebraba entre risas, libaciones,
chascarrillos y versos,
la agonía de un año que amarguras
dejó en todos los pechos,
y la llegada, consecuencia lógica,
del “Feliz Año Nuevo”...

Una voz varonil dijo de pronto:
—Las doce, compañeros;
Digamos el “requiéscat” por el año
que ha pasado a formar entre los muertos.
¡Brindemos por el año que comienza!
Porque nos traiga ensueños;
porque no sea su equipaje un cúmulo
de amargos desconsuelos...

—Brindo, dijo otra voz, por la esperanza
que a la vida nos lanza,
de vencer los rigores del destino,
por la esperanza, nuestra dulce amiga,
que las penas mitiga
y convierte en vergel nuestro camino.

Brindo porque ya hubiese a mi existencia
puesto fin con violencia
esgrimiendo en mi frente mi venganza;
si en mi cielo de tul limpio y divino
no alumbrara mi sino
una pálida estrella: Mi esperanza.

—¡Bravo! Dijeron todos, inspirado
esta noche has estado
y hablaste bueno, breve y sustancioso.
El turno es de Raúl; alce su copa
Y brinde por... Europa,
Ya que su extranjerismo es delicioso...

—Bebo y brindo, clamó el interpelado;
brindo por mi pasado,
que fue de luz, de amor y de alegría,
y en el que hubo mujeres seductoras
y frentes soñadoras
que se juntaron con la frente mía...

Brindo por el ayer que en la amargura
que hoy cubre de negrura
mi corazón, esparce sus consuelos
trayendo hasta mi mente las dulzuras
de goces, de ternuras,
de dichas, de deliquios, de desvelos.

—Yo brindo, dijo Juan, porque en mi mente
brote un torrente
de inspiración divina y seductora,
porque vibre en las cuerdas de mi lira
el verso que suspira,
que sonríe, que canta y que enamora.

Brindo porque mis versos cual saetas
Lleguen hasta las grietas
Formadas de metal y de granito
Del corazón de la mujer ingrata
Que a desdenes me mata...
¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!

Porque a su corazón llegue mi canto,
porque enjuguen mi llanto
sus manos que me causan embelesos;
porque con creces mi pasión me pague...
¡vamos!, porque me embriague
con el divino néctar de sus besos.

Siguió la tempestad de frases vanas,
de aquellas tan humanas
que hallan en todas partes acomodo,
y en cada frase de entusiasmo ardiente,
hubo ovación creciente,
y libaciones y reír y todo.

Se brindó por la Patria, por las flores,
por los castos amores
que hacen un valladar de una ventana,
y por esas pasiones voluptuosas
que el fango del placer llena de rosas
y hacen de la mujer la cortesana.

Sólo faltaba un brindis, el de Arturo.
El del bohemio puro,
De noble corazón y gran cabeza;
Aquél que sin ambages declaraba
Que solo ambicionaba
Robarle inspiración a la tristeza.

Por todos estrechado, alzó la copa
Frente a la alegre tropa
Desbordante de risas y de contento;
Los inundó en la luz de una mirada,
Sacudió su melena alborotada
Y dijo así, con inspirado acento:

—Brindo por la mujer, mas no por ésa
en la que halláis consuelo en la tristeza,
rescoldo del placer ¡desventurados!;
no por esa que os brinda sus hechizos
cuando besáis sus rizos
artificiosamente perfumados.

Yo no brindo por ella, compañeros,
siento por esta vez no complaceros.
Brindo por la mujer, pero por una,
por la que me brindó sus embelesos
y me envolvió en sus besos:
por la mujer que me arrulló en la cuna.

Por la mujer que me enseño de niño
lo que vale el cariño
exquisito, profundo y verdadero;
por la mujer que me arrulló en sus brazos
y que me dio en pedazos,
uno por uno, el corazón entero.

¡Por mi Madre! Bohemios, por la anciana
que piensa en el mañana
como en algo muy dulce y muy deseado,
porque sueña tal vez, que mi destino
me señala el camino
por el que volveré pronto a su lado.

Por la anciana adorada y bendecida,
por la que con su sangre me dio vida,
y ternura y cariño;
por la que fue la luz del alma mía,
y lloró de alegría,
sintiendo mi cabeza en su corpiño.

Por esa brindo yo, dejad que llore,
que en lágrimas desflore
esta pena letal que me asesina;
dejad que brinde por mi madre ausente,
por la que llora y siente
que mi ausencia es un fuego que calcina.

Por la anciana infeliz que sufre y llora
y que del cielo implora
que vuelva yo muy pronto a estar con ella;
por mi Madre, bohemios, que es dulzura
vertida en mi amargura
y en esta noche de mi vida, estrella...

El bohemio calló; ningún acento
profanó el sentimiento
nacido del dolor y la ternura,
y pareció que sobre aquel ambiente
flotaba inmensamente
un poema de amor y de amargura.